jueves, 12 de mayo de 2011

Letanía contra el miedo

No conocerás el miedo.
El miedo mata la mente.
El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total.
Afrontaré mi miedo.
Permitiré que pase sobre mí y a través de mí.
Y cuando haya pasado girare mi ojo interior para escrutar su camino.
Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada.
Solo estare yo.

Frank Herbert, Dune.


Subiendo escaleras mecanicas por primera vez

miércoles, 20 de abril de 2011

Quiero dar las gracias al creacionismo

He de decir que en los últimos días he alcanzado un estado de conocimiento absoluto y certeza científica sobre los orígenes del hombre. La duda ya no cabe en mí. Todas las preguntas que me he hecho a mí mismo a lo largo de mi vida resultan, ahora, vacías de contenido. Las verdades que creía saber se han derrumbado como si caminaran con pies de barro un día de calorcillo en una piscina andaluza.

Porque, ¿sabéis? La existencia de Dios puede demostrarse, sí. Y sólo es necesario un Plátano. La navaja de Occam, otra vez, haciendo de las suyas.

Pero, ¿porqué un Plátano puede demostrar indiscutiblemente la existencia de Dios (ya no volveré a escribirlo en minúsculas. Plátano tampoco)? Pues porque comparte las siguientes características con un bote de Coca-Cola:

(Nota: los escépticos de mente limitada y poco razonables pueden leer directamente el punto nº 10, es el más fácilmente comprensible).
  1. Tiene la forma ideal para la mano humana.
  2. Posee superficie antideslizante.
  3. Su color indica cuándo puedes comerlo.
  4. Tiene una tira para eliminar el envoltorio.
  5. La envoltura está hueca para que sea fácil de abrir.
  6. La envoltura es biodegradable.
  7. Tiene la forma ideal para comérselo.
  8. La punta es alargada para que entre más fácil en la boca humana.
  9. Es agradable al paladar.
  10. Se curva hacia la cara para que sea más fácil comérselo.
¿No es tan sencillo que es genial? Es verdad que con un melón o una piña se reduciría el número de argumentos, pero, a diferencia del método científico, la intención es lo que cuenta.

El argumento puede seguirse de la siguiente manera:

A. La Coca Cola es apta para su consumo.
B. Todos los elementos aptos para su consumo fueron creados por alguien.
Ergo C. Alguien creó la Coca Cola.

A. Los Plátanos son aptos para su consumo.
B. Todos los elementos aptos para su consumo fueron creados por alguien.
Ergo C. Alguien creó los Plátanos (*).

(*) Para los escépticos: me refiero a Dios. De nada.

Después de leer esto, he tirado todos mis libros de filosofía y ciencias para dejar paso a mi sentido común, que claramente me ofrece pruebas evidentes de que una inteligencia superior creó todo lo que conocemos. ¡Si Schopenhauer hubiera sabido todo esto! Seguro que estaba bajo de potasio, el hombre.

Como medida de protesta contra el monopolio evidente que los científicos de hoy en día han tomado, propongo a los nuevos creyentes como yo, la siguiente medida: dejar a un lado todo tipo de vacunas, y pasar los procesos gripales de manera natural. Como somos buenos practicantes, Dios nos premiará con la supervivencia. Y si palmamos, entonces fue que Dios nos premió llamándonos antes a su lado. ¿Acaso hay algo que perder?

Para despedirme, sobre todo, quiero dar las gracias porque ahora sé porqué el broccoli huele tan mal cuando lo cocinamos y luego hay que echarle un montón de sal para que sepa a algo: evidentemente, Dios no quiere que nos lo comamos.

¡Pero qué sencillo es todo argumentando con gente razonable!
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