"Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver". Esta perla la soltó James Dean y, como era un hombre de palabra, antes de que se estrenara "Rebelde sin causa", perdió la vida en un cruce cuando otro coche se empotró contra su maravilloso Porsche Spyder a la edad de 24 años (en su defensa, debemos decir que la culpa fue del otro).
A diferencia del nacimiento, que nunca se elige y que, sin embargo, marca para siempre la vida de las personas, a la muerte sí es posible tentarla y es a los demás a quienes conmociona. Culturalmente, es un mito del que nunca escapamos y del que solo tenemos la profecía de su cumplimiento, aunque esté repleta de certeza: sucederá, tarde o temprano.
A diferencia del nacimiento, que nunca se elige y que, sin embargo, marca para siempre la vida de las personas, a la muerte sí es posible tentarla y es a los demás a quienes conmociona. Culturalmente, es un mito del que nunca escapamos y del que solo tenemos la profecía de su cumplimiento, aunque esté repleta de certeza: sucederá, tarde o temprano.
Hoy trataremos con Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, Jimy Hendrix y Brian Jones. Porque, ¿saben qué tienen todos ellos en común? Aparte de ser músicos de lo excelente, nos dejaron nada más cumplir dos años más que el cuarto de siglo, la edad maldita del rock: 27 años.