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miércoles, 2 de marzo de 2011

Pida un deseo: Las edades de Fausto


Johan Spies fue el primero en imaginar al arquetípico herr Doktor en el siglo XVI. Fausto era un teólogo  misántropo, huraño y, sin embargo, también practicante de magias negras. La ambición de su vida, la cristalización del mayor sueño al que en su delirio aspiraba, era la de alcanzar el conocimiento pleno. La desesperación y el desencanto le empujan a invocar al diablo quien, a cambio de su alma, promete ofrecerle todo aquello que desee. Fausto deseaba, sobre todo, lo imposible, y ningún precio podía ser demasiado alto.

Porque, por definición, se desea aquello que no se tiene.

jueves, 23 de octubre de 2008

Las muertes de Leon Tolstoi


El sentimiento de culpa siempre ata. Siempre arrastra. Es el monstruo contra el que lucha una conciencia deseosa de tranquilidad, pero desde el día en que nacemos hace un mínimo acto de presencia, para no desaparecer jamás.

Creo recordar que fue San Juan de la Cruz quien confesó en sus memorias que, de niño, había hurtado algunas peras para comer, estando en compañía de sus amigos. Dado que lo hizo por puro divertimento, una poderosa sensación de desgracia se apoderó de él, por tan infantil acto, hasta bien entrada la madurez.

Ojalá todas las conciencias arrastraran un crimen tan insignificante como el robo de una pera. Pero cada uno combate a sus monstruos hasta que uno de los dos, conciencia o culpa, se rinde: es entonces cuando comienza el cambio, la muerte que precede al nacimiento. Kafka se siente insignificante, y Tolstoi se escapa en mitad de la noche con su médico y su hija.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Palabras desde la cárcel


Una de las primeras definiciones de arte que tuve la pesadumbre de escuchar se basaba en la siguiente afirmación: el arte nace del ocio del hombre. Esto es, en sus inicios, las actividades artísticas ocupaban para el homo sapiens un lugar casual, casi anecdótico. Lejos de estar de acuerdo con lo anterior, la frase en cuestión refleja una gran verdad, y es que de la mayor de las desesperanzas, tanto como de la esperanza en sí misma, han nacido muchas de las mejores obras jamás escritas.

En la soledad de la celda comenzó Cervantes a imaginar las aventuras de un desventurado hidalgo, aquel que gastara tres partes de su hacienda en el comer, y el resto en vestir. Maquiavelo instruía póstumamente a Lorenzo de Medici al escribir "El Príncipe" desde el presidio, al que fue enviado, supuestamente, por alentar la revuelta contra la familia.

lunes, 9 de julio de 2007

Dactilógrafo, de Benedetti

Tal y como prometí, posteo el poema de Mario Benedetti, Dactilógrafo. Ni que decir tiene que es uno de mis favoritos porque... ¿quién no recuerda verde su infancia? Cuando con unas zapatillas gastadas y una tiza dibujaba monstruos terribles en la acera.

Tanto para los afortunados que ya la conocían, como para los que tienen el placer de descubrirla, os dejo su lectura a viva voz del propio Benedetti, aquí (es, sencillamente, maravilloso). Además, le agradezco a Pinayara por redescubrirme a mí el sonido de las palabras de Benedetti mientras buscaba una buena transcripción del poema.

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