Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difícil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero. Santiago Rusiñol i Prats.
Una de estas oscuras e ilegales prácticas se puso de manifiesto hace unos años en Estados Unidos, y fue uno de los timos más exitosos y rentables que se hayan puesto en marcha, al menos por una buena temporada. Contar estas cosas es siempre complicado, porque uno no sabe si está advirtiendo al personal o educando al infractor.
Todo empieza cuando usted, una mañana, digamos, de mayo, recibe una carta.