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miércoles, 2 de marzo de 2011

Lo que Audrey no quiso contarte

Y, de repente, la sencillez y el silencio cobraron vida en una delgada muchacha de ojos dulces nacida en algún lugar de la remota Europa. Audrey y solamente Audrey, sin artificios ni ayudas, apenas maquillada, rompía sin saberlo todos los esquemas de Wyler en unas pruebas de cámara diseñadas para que únicamente Elisabeth Taylor pudiera ganarlas. El responsable de dichas sesiones, Roman Holiday, ordenó que siguieran grabando una vez la actriz hubiera terminado su audición sin que ella lo supiera: quería estudiar su inocencia, sin ceñirla al papel al que optaba. Enfrentarla a la cámara, y ver qué sucedía.

Sin embargo, la historia de Audrey Kathleen Ruston no empezó en aquella improvisada escenografía, sino mucho antes. Tras el abandono de su padre cuando apenas contaba con seis años, dedicó su infancia y juventud a huir, en compañía de su madre, del ejército nazi.

miércoles, 16 de febrero de 2011

El calendario de Lebombo y los huesos del mago.


El mago giró las cuerdas otra vez. Se equivocaba, aunque desconocía el motivo.

La luz debería reflejar el ángulo correcto sobre la piedra pulida, pero, por alguna razón, no lo hacía. Se limitó a marcar la posición del sol una vez más, pensativo. ¿Se estaban moviendo acaso las piedras sobre las que se sentaba? ¿O era el sol, su único y adorado tótem, quien cambiaba su paseo por el firmamento a su antojo? Los demás le miraban dibujar sobre la piedra con absoluto desprecio: sólo había en el mundo una carga mayor que la de una mujer: la de un tullido.

En el comienzo, el paso del tiempo no les preocupaba. Sobrevivir dependía exclusivamente de su capacidad para cazar y de desplazarse una vez la comida se terminaba. Si la caza tenía éxito, entonces los más débiles debían alimentarse primero. Eso lo aprendieron hacía ya varios inviernos a un elevado coste, cuando perdieron a tres hembras que estaban a punto de ofrecer nuevos hijos a la tribu.

Pero, de eso, sólo el mago era capaz de acordarse. Los más jóvenes únicamente conocían la abundancia y recelaban de sus consejos cada vez que les exigía que no se saciaran bebiendo agua fresca y comiendo carne tierna. Había visto a otros tomar más de la naturaleza de lo que era estrictamente necesario, y ya conocía los resultados.

La tierra y el sol podían ser tan crueles como generosos, pero era necesario comprenderlos. Así que el mago decidió aprender a observar, como tantas otras veces había hecho.

miércoles, 9 de febrero de 2011

(¿Me guarda un secreto?) El funcionamiento de la máquina Enigma.


Slbñvhrvnglwvolñzhvcgizml...

¿Cómo? ¿Que no entiende una palabra? ¡Ah, le ruego me disculpe! Decía que hoy me siento de lo más extraño... Sí. Gyjivivdhjeiñdknhvi. Vaya. ¿Lo he vuelto a hacer? ¡Disculpe de nuevo! No volverá a suceder (creo). Decía, que me siento un poco criptográfico hoy.

Verá usted, los dos mensajes anteriores son, más o menos, fácilmente descifrables. El primero de ellos sigue una regla monoalfabética: debe sustituirse cada letra por su posición simétrica en el abecedario (A=Z, B=Y, etc.). ¿Querría, querido lector, encontrar la relación criptográfica del segundo mensaje?

Mientras trata de solucionarlo, hoy me gustaría contarle la historia de la máquina Enigma, un aparato que cambió el curso de la historia, y tratar de entender su funcionamiento. ¿Le parece si empezamos?

miércoles, 26 de enero de 2011

La edad maldita del rock: El club de los 27 (I)

"Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver". Esta perla la soltó James Dean y, como era un hombre de palabra, antes de que se estrenara "Rebelde sin causa", perdió la vida en un cruce cuando otro coche se empotró contra su maravilloso Porsche Spyder a la edad de 24 años (en su defensa, debemos decir que la culpa fue del otro).

A diferencia del nacimiento, que nunca se elige y que, sin embargo, marca para siempre la vida de las personas, a la muerte sí es posible tentarla y es a los demás a quienes conmociona. Culturalmente, es un mito del que nunca escapamos y del que solo tenemos la profecía de su cumplimiento, aunque esté repleta de certeza: sucederá, tarde o temprano.

Hoy trataremos con Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, Jimy Hendrix y Brian Jones. Porque, ¿saben qué tienen todos ellos en común? Aparte de ser músicos de lo excelente, nos dejaron nada más cumplir dos años más que el cuarto de siglo, la edad maldita del rock: 27 años.

miércoles, 12 de enero de 2011

El día que murió la música

Por aquel entonces, Don McLean era un adolescente pecoso que se sacaba unos cuartos para comprar discos repartiendo periódicos por el vecindario en bicicleta. Uno se lo imagina pedaleando rápido, silbando "That'll be the day", imaginando llegar muy lejos en su bicicleta, tanto que ningún otro pudiera alcanzarle.

Su ídolo: el inigualable Buddy Holly. Un rockero de veintitantos sonando en todas las radios del país, de este a oeste. Le veía cada día en las portadas que él mismo repartía, con sus enormes gafas y su guitarra, tal vez cantando en mitad de "That'll be the day" o "Peggy Sue".

En 1958 conoció a la secretaria de su director, María Elena Santiago, y trató de invitarla a salir aquella misma noche. Estando en mitad de la cena, Holly se levantó, le ofreció una rosa y dijo: "Esto es para ti, ¿te quieres casar conmigo?". Al día siguiente, cómo no, fue a casa de los padres de la chica para pedir su mano, y dos meses más tarde estaban felizmente casados.

Todo lo que Holly hacía, era a lo grande.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La historia de los Magi: oro, incienso y mirra.

En esta era digital en la que nos encontramos, la masificación de la información que recibimos es casi tan grande como su superfluidad. Tenemos un mayor y mejor acceso al conocimiento que nuestros padres, pero no somos más sabios. Somos encontradores de respuestas, expertos en búsquedas instantáneas y amantes del aquí y ahora. Por el contrario, la tradición oral y escrita suele ser siempre rica en matices y detalles para los oídos que quieren escuchar y los ojos que desean ver. Son las historias que nuestros abuelos contaban a nuestros padres en los días de lluvia y cuyo recuerdo se atesoraba con el más preciado celo.

Considero del todo necesario aclarar, antes de todo, que la posición religiosa de este blog es el agnosticismo: la duda es siempre mejor consejera que el desconocimiento aceptado. Dicho esto, se puede continuar leyendo, o no.

martes, 28 de diciembre de 2010

Sobre Darwin y la belleza inútil

Contrariamente a lo que comúnmente se percibe del trabajo de investigadores y científicos (sobre todo a lo que en épocas pasadas se refiere) los descubrimientos que a menudo realizan llegan a chocar frontalmente con sus propias creencias y fundamentos existenciales, mucho antes de que aquéllos cambien (profundamente en ocasiones) los caminos del pensamiento de la sociedad de su época.

Existen numerosos ejemplos de ello en Newton, Einstein, Kepler, Galileo, Bacon o Pascal. Todos ellos tuvieron que enfrentar sus revolucionarias teorías a su propio convencimiento, primero, al “magister dixit” de su tiempo, el que les tocara vivir, después, y a las ya obsoletas creencias a las que sus sociedades se aferraban en ese imparable dogma de fe que se llama opinión pública.

Posiblemente uno de los ejemplos más representativos de este conflicto entre moral y ciencia fue el caso de Charles Robert Darwin al sentar las bases de la teoría de la transmutación, posteriormente conocida como teoría de la evolución.

Al oído de Nicómaco


Jardiel Poncela decía que hay dos tipos de autores: los que aumentan el número de libros, y los que aumentan el número de lectores. Es una de esas verdades escasas y valiosas que uno, a veces, se expone a escuchar por el mero hecho de llevar las orejas puestas, como dijo aquél. Con los filósofos sucede lo mismo. Personalmente, prefiero a los Kant, Descartes, Platón o Aristóteles que se atreven a derribar el universo entero y reconstruirlo después piedra a piedra con un lápiz y un papel.

Mención aparte merecen los escribas, recopiladores, libreros, y en general, sufridos ratones de biblioteca que se encargan después de poner el orden en el caos que los propios filósofos alcanzaron en sus magnas ideas pero no en sus archivos.

jueves, 23 de octubre de 2008

Las muertes de Leon Tolstoi


El sentimiento de culpa siempre ata. Siempre arrastra. Es el monstruo contra el que lucha una conciencia deseosa de tranquilidad, pero desde el día en que nacemos hace un mínimo acto de presencia, para no desaparecer jamás.

Creo recordar que fue San Juan de la Cruz quien confesó en sus memorias que, de niño, había hurtado algunas peras para comer, estando en compañía de sus amigos. Dado que lo hizo por puro divertimento, una poderosa sensación de desgracia se apoderó de él, por tan infantil acto, hasta bien entrada la madurez.

Ojalá todas las conciencias arrastraran un crimen tan insignificante como el robo de una pera. Pero cada uno combate a sus monstruos hasta que uno de los dos, conciencia o culpa, se rinde: es entonces cuando comienza el cambio, la muerte que precede al nacimiento. Kafka se siente insignificante, y Tolstoi se escapa en mitad de la noche con su médico y su hija.

sábado, 24 de mayo de 2008

Un cisne negro


"Rara avis in terris nigroque simillima cygno". Juvenal

La metáfora fue de Juvenal, y lo cierto es que desde entonces se ha usado en numerosas ocasiones para describir cualesquiera sucesos improbables (si no imposibles).

"Es un ave rara en la tierra, casi tanto como un cisne negro".
Resulta curioso comprobar como la mayoría de las cosas que suceden en la naturaleza siguen una forma determinada de azar. Por ejemplo, podemos medir la altura de todos los habitantes de cierta región, y realizar un histograma (es decir, apuntamos en un papel una lista de las alturas posibles, ý anotamos el número de veces que se repiten). Si lo graficamos, saldrá algo como esto:

miércoles, 26 de septiembre de 2007

La importancia de ser Isaac

A menudo sucede que los acontecimientos fortuitos son los que deciden la suerte de las gentes, y los actos perfectamente planificados fracasan estrepitosamente en un sinsentido de albedrío que nos hace sentir tremendamente pequeños. Este descontrol, esta falta de tacto que la suerte tiene para con nosotros, a menudo consigue desesperarnos, y decide nuestro destino de forma determinante.

Es un pequeño despiste, una variable incontrolable, que origina una omisión, una deliciosa pauta de descontrol y caos, que se desliza entre nuestros dedos como arena de playa. Y es imposible luchar contra ello.

Uno de estos momentos se produjo en el año 1.796, y el protagonista (voluntario o no, jamás lo sabremos) no es otro que Sir Isaac Newton. Tras publicar su Philosophiae naturalis principia mathematica, el mundo se rindió a los pies del genio, y éste cambió Cambridge por Londres, donde le fueron ofrecidos numerosos puestos de responsabilidad. Fue nombrado Preboste del Rey y, entre otras cosas, Director y Custodio de la Casa de la Moneda del viejo continente británico.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Palabras desde la cárcel


Una de las primeras definiciones de arte que tuve la pesadumbre de escuchar se basaba en la siguiente afirmación: el arte nace del ocio del hombre. Esto es, en sus inicios, las actividades artísticas ocupaban para el homo sapiens un lugar casual, casi anecdótico. Lejos de estar de acuerdo con lo anterior, la frase en cuestión refleja una gran verdad, y es que de la mayor de las desesperanzas, tanto como de la esperanza en sí misma, han nacido muchas de las mejores obras jamás escritas.

En la soledad de la celda comenzó Cervantes a imaginar las aventuras de un desventurado hidalgo, aquel que gastara tres partes de su hacienda en el comer, y el resto en vestir. Maquiavelo instruía póstumamente a Lorenzo de Medici al escribir "El Príncipe" desde el presidio, al que fue enviado, supuestamente, por alentar la revuelta contra la familia.

jueves, 9 de agosto de 2007

Roma


Recuerdo a Juvenal, hace unos años, caminando hacia una de las portezuelas de la ciudad, aquejado de toda clase de males, aconsejando al amigo que deja la ciudad eterna que procure no regresar. El más ácido de cuantos habitantes del Lacio hayan existido despotricaba enérgicamente contra libertos, libertinos y libertades, y azuzaba la conciencia vaga del pobre ciudadano romano sin descanso.
Lo recordé caminando a orillas del Tíber, camino de Trastévere, cuando nuestros ojos (los de mi compañera y los míos) observaban a un lado y a otro del río la desgana con la que Roma se ha tragado sus tesoros más valiosos. La ciudad ha crecido desbocada, salvaje e iracunda, apenas luchando por respetar un ápice de lo que fue hace algunos siglos.

miércoles, 11 de julio de 2007

Espíritu contable

Se cuenta que Pedro el Cruel trataba de buscar un sabio para que formara parte del Consejo del Reino. Para ello, reunió a los más sabios entre los sabios, y les propuso la siguiente prueba: arrojó varias naranjas en un estanque, y les pidió, uno a uno que las contaran. Recelosos, pero sin temor a equivocarse, todos dieron su respuesta, casi indignados por la dificultad de la prueba, salvo uno.

Éste sabio que restaba por contar las naranjas del estanque se arremangó sus ropajes y se introdujo en el mismo. Ante la mirada atónita de los presentes, tomó las naranjas una a una, calibró su peso, y examinó su aspecto. Cuando hubo terminado, salió del estanque y le comunicó al monarca el mismo número de naranjas que el resto, acertadamente, había señalado.

martes, 10 de julio de 2007

Lorem ipsum vim ut utroque mandamus intellegebat, ut eam omittam ancillae sadipscing, per et eius soluta veritus


Menudo galimatías. Un servidor no estudió latín. Durante las horas en que mis compañeros lo hacían, yo procuraba mirar por la ventana. No es que me arrepienta: al fin y al cabo, la verdad estaba ahi fuera. Hoy sé varias cosas: las clases de latín del instituto no sirivieron de mucho a mis compañeros, no desaproveché tanto el tiempo como pensaba, y la verdad no estaba en ninguna parte.

Al caso, encontré ésta frase en uno de los modelos de edición de blog (quienes poseáis uno en blogspot, ya sabéis de qué os sonaba), y me puse a rebuscar en las marañas de datos cibernéticas para encontrar algún significado a esta especie de trabalenguas latino. Tal y como esperaba, su significado iba algo más allá de la casualidad.

"Lorem ipsum vim ut utroque mandamus intellegebat, ut eam omittam ancillae sadipscing, per et eius soluta veritus", es una frase utilizada por tipógrafos a lo largo de la historia para distinguir las fuentes que usaban. La frase se extrajo de un libro en que Cicerón teorizaba sobre ética, alrededor del año 45 a. C., y significa lo siguiente: "A nadie le gusta el dolor para uno mismo, salvo que lo busque y desee tenerlo, solo porque es dolor." Por supuesto, se aceptan traducciones alternativas: os recuerdo que sigo mirando por la ventana, y que el latín sigue sin ser mi fuerte.

jueves, 5 de julio de 2007

El retrato de Adele Bloch-Bauer


Dentro de unos cuantos días (9 concretamente) se producirá el 145 aniversario del nacimiento de Gustav Klimt. Los amantes del simbolista vienés, uno de los autores que más ha profundizado en la esencia femenina, habrán sin duda reconocido al margen de éstas palabras el retrato de mujer más caro que se conoce (si es que Pollock no quiso representar a una en su "#5"). Es el retrato de Adele Bloch-Bauer.
Adele, la única mujer que Klimt pintó dos veces, se integra armónicamente en el fondo de la obra, y constituye uno de los lienzos de mayor envergadura del austríaco. Nos mira desde la seriedad y el conocimiento, consciente de su superioridad aristocrática, y ama el trabajo de Klimt, que la inmortaliza y la da vida, eternamente. ¿Imaginó Adele que un día su retrato costaría 135 millones de dólares?

A propósito del pequeño artículo publicado aquí mismo titulado "Rembrandt y el gato", nos viene sin duda a la memoria uno de los episodios más tristes relacionados con la obra de Klimt, que relato a continuación. Muriendo éste en 1918, su obra fue requisada en poco tiempo por el régimen nazi, y sus obras, tan preciado botín de guerra, fueron reunidas en el castillo de Immendorf para protegerlas de los continuos bombardeos que sufría Berlín. Al terminar la guerra y observar el rápido avance de las tropas del ejército rojo, los nazis decidieron incendiar la fortaleza, con todas las obras del vienés dentro.

A propósito de esta historia, recordemos a Hobbes: "Las nociones de rectitud e ilicitud, justicia e injusticia, no tienen lugar en la guerra". No eligieron salvar la obra del pintor. Y tampoco escogieron salvar al gato. Más allá de todo esto, provocaron el incendio.

martes, 3 de julio de 2007

Tirarnos de las orejas

Dentro de una hora exactamente, será mi cumpleaños. Shaw dijo que sólo un loco celebra el hecho de cumplir años, y en cierto sentido llevaba razón. ¿Cómo llevamos el hecho de acercarnos al último tic del reloj? Cortázar apuntaba, sabiamente, al describir un reloj: "allá, en el fondo, está la muerte". Pero no se asuste (añadía).

En occidente rápidamente asociamos el envejecimiento con la pérdida de virtudes, la entropía dentro de nuestro desarrollo, el decaimiento. Sin embargo, en oriente la edad es un claro signo de sabiduría (y a nosotros nos llegan esas reminiscencias: de "senes", anciano, proviene la palabra "senado", que sería la cámara de los ancianos o sabios). Asimismo, cuando nos tiramos de las orejas al cumplir años, recordamos una vieja tradición asiática, que nos recuerda que los más ancianos, y por tanto los más sabios, tienen las orejas más grandes.

Pensad en ello la víspera de vuestro aniversario: la muerte es la única promesa que sabemos que va a cumplirse. Recordando a Omar Khayyam, "bebamos, escuchando, sin inquietudes, el vasto silencio del universo".
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