...cuando en las noches quietas y frías dirigía el hocico hacia alguna estrella y aullaba como un lobo, eran sus antepasados, muertos y ya convertidos en polvo, los que dirigían el hocico a las estrellas y aullaban a través de los siglos. Y las cadencias de Buck eran las cadencias de ellos, las cadencias con que expresaban su pena y el significado que para ellos tenían el silencio, el frío y la oscuridad.
En las pesadillas de Georges Remi, todo era blanco, tan blanco, que se propuso la más épica de las aventuras: rescatarse a sí mismo. Perdido, quisiera un Tintín que lo salvara, que emprendiera el camino más largo y angosto hasta llegar hasta él. Que lo arriesgara todo, su vida tal vez. Que el resultado no importara en absoluto.
En el vendaval de nieve de afuera, casi todo llega a perder su sentido. Si no existe una dirección correcta, entonces tal vez todas lo sean. Quizá lo importante no sea la dirección que tomemos, o si la dirección es la que debiéramos tomar. Es posible que lo más importante de todo sea que sigamos de pie, caminando.
Lo verdaderamente significativo es el camino en sí mismo, sin importarnos demasiado a dónde nos lleva. El fin no es la meta. La meta es disfrutar del viaje. En fin...
ResponderEliminarEs mejor no obsesionarse con el final del camino. Disfrutemos de cada tramo!!
ResponderEliminarEs seguir caminando o perecer en el intento, y hay que seguir. Seguir, a veces, contra toda esperanza. Seguir para ser. Ya se verá quién, ya sé verá cómo. Y esperar para sentarse a que llegue el deshielo.
ResponderEliminarSigo. Sigue. Si puedes escribe. Si no, seguimos esperando.
Besos.
Seguir en pie sólo deja de ser importante cuando nos meten en la caja. Hasta entonces mejor mostrar oposición a esa última postura.
ResponderEliminarTe mando un abrazo. En espera.
Bello.. muy bello.
ResponderEliminarI miss you
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